jueves, 18 de marzo de 2010

Obesidad infantil en México

Obesidad infantil en México
La ingesta de comida chatarra y altamente industrializada, así como una mayor tendencia al sedentarismo son los tres factores principales que provocan obesidad en el 25% de los niños del país, problema que se acrecienta en las grandes ciudades, como el Distrito Federal y Monterrey.

Reportes de la Academia Mexicana de Pediatría evidencian la gravedad de este problema. En cuanto a su regionalización, indica que el problema se resiente más en los estados del norte, seguidos por el centro de la República y por último las entidades del sur. A nivel estatal, el Distrito Federal ocupa el primer sitio, seguido Monterrey, en Nuevo León.

Las tres causas fundamentales de la obesidad son: primero, el consumo de alimentos industrializados, en donde se incluye todo lo que es considerado comida rápida; la segunda causa son los alimentos comerciales -golosinas, refrigerios empacados--; y en tercer lugar los estilos de vida como el sedentarismo, las aficiones a videojuegos, televisión o Internet.

Para lograr que el niño crezca nutrido sin exceso de peso, los padres deben asumir buenos hábitos alimenticios. En caso de que el problema ya haya aparecido, será necesario cambiar los estilos de vida de toda la familia.

Esto sólo se logrará mediante la atención que se brinde al menor, ya que se debe estar pendiente de su desarrollo, ver cómo y qué está comiendo, qué ejercicios e interacción social tiene y cómo podemos modificar sus actividades en caso necesario, además de establecer horarios de comida y conocer bien los alimentos a fin de consumir los que aporten los valores nutricionales indispensables.

No hay necesidad de que se quiten productos de la dieta, sólo hay que racionarlos. Tampoco se debe ir al extremo de evitar las tortillas, el pan o las pastas; sólo comerlos de manera controlada. Lo que sí se debe suprimir es el consumo de alimentos chatarra o comida rápida y, también muy importante, promover la actividad física de los niños, incluso con toda la familia.

Es muy importante detectar desde el nacimiento si el niño tiene propensión a la obesidad, lo cual es posible si se considera el peso que tuvo al nacer y se le coteja con el que registre durante su desarrollo, para lo cual es necesario monitorearlo con las tablas nutricionales.

En caso de que no se logre controlar el sobrepeso del bebé o del niño y éste supere el 50% del nivel ideal, será necesario el apoyo de un nutriólogo para ayudar a controlar el problema.

Para una forma rápida de conocer el peso ideal se debe multiplicar su edad por dos y luego sumarle ocho: un ejemplo es: en un niño de 5 años se multiplica este número por 2, lo que nos da 10; a esta cifra le sumamos 8 y nos dará como peso ideal 18 kilos. De esta cifra resultante se puede dar un margen de 3 kilos menos, de acuerdo a la constitución física del niño.

Cuando el niño ya tiene un problema de obesidad, primero hay que detectar en cuantos kilos por encima del peso ideal se encuentra; después, qué hábitos está siguiendo y por último acudir con un nutriólogo para que los padres reciban las indicaciones necesarias, ya que los niños no pueden seguir una dieta como tal. Por ello, es muy importante que la familia completa hable con el especialista, pues las recomendaciones las deben seguir todos, no sólo el paciente.

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